
Las ondas electromagnéticas generadas por los dispositivos WiFi nos
rodean en nuestras casas, oficinas, incluso por la calle. Están por
todas partes, y por ello, Karl Woodbridge y Kevin Chetty, investigadores
de la Escuela Universitaria de Londres han pensado que podrían usar estas señales para detectar personas y sus movimientos gracias a las variaciones que sufren al chocar con los objetos y cuerpos.
La idea básica de los investigadores era crear una especie de radar que funcionase a partir de las señales WiFi
y que fuese capaz de “ver” a través de las paredes en edificios en los
que haya routers emitiendo señales a la frecuencia de 2,4 GHz.
Para ello han desarrollado un dispositivo formado por maletín que integra dos antenas pasivas, y una CPU.
Una de las antenas se encarga de recibir las señales a 2,4 GHz
procedentes del entorno, mientras que la otra recoge las variaciones de
estas señales debidas al efecto Doppler (aparente cambio de frecuencia al acercarnos o alejarnos de una fuente emisora de ondas).
La CPU se encarga de procesar todos los
datos y mostrar al portador del maletín una imagen, un plano con la
posición de objetos, personas y su movimiento. Según comentan, pueden
saber con bastante precisión cuántas personas hay y donde se encuentran
incluso tras paredes de unos 30 cm de grosor, con lo que se abre la puerta a nuevas aplicaciones tanto civiles como militares.
Por ejemplo, en el futuro esperan que con el mismo sistema pueda ser posible monitorizar la respiración de una persona,
o por lo menos sus movimientos respiratorios, e incluso los latidos de
su corazón, gracias a una serie de sensores colocados alrededor del
cuerpo.

Con ello podrían pasar a la historia los actuales sistemas de monitorización basados en sensores y cables que ahora se usan en los hospitales
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